
Habitar el paisaje: sombra, árboles y ciudad
Habitar el paisaje: sombra, árboles y ciudad
El nuevo Parque Lleras transforma un nodo urbano clave de Medellín a partir del paisaje y el confort climático. La intervención parte del reconocimiento del valor ecológico existente —una densa arborización consolidada— para reorganizar el espacio público sin perder su carácter natural. Se amplían zonas verdes, se integran jardines y paisajismo, se optimiza la accesibilidad y se mejora la experiencia peatonal bajo sombra. Un modelo de parque tropical urbano que equilibra sostenibilidad, encuentro y habitabilidad.
El nuevo Parque Lleras transforma un nodo urbano clave de Medellín a partir del paisaje y el confort climático. La intervención parte del reconocimiento del valor ecológico existente —una densa arborización consolidada— para reorganizar el espacio público sin perder su carácter natural. Se amplían zonas verdes, se integran jardines y paisajismo, se optimiza la accesibilidad y se mejora la experiencia peatonal bajo sombra. Un modelo de parque tropical urbano que equilibra sostenibilidad, encuentro y habitabilidad.
Parque Lleras
Parque Lleras
Ubicación
Ubicación
Medellín, Antioqua
Medellín, Antioqua
Año
Año
2018
2018
Área
Área
12 777 m²
12 777 m²
Cliente
Cliente
Alcaldía de Medellín / EDU Empresa de Desarrollo Urbano
Alcaldía de Medellín / EDU Empresa de Desarrollo Urbano
“Un parque estructurante es aquel que, más allá de su forma, ordena el ambiente, conecta la ciudad y crea nuevas maneras de estar.”
“Un parque estructurante es aquel que, más allá de su forma, ordena el ambiente, conecta la ciudad y crea nuevas maneras de estar.”
Ubicado en la comuna 14 de Medellín, Parque Lleras es un punto neurálgico del sistema urbano de El Poblado, reconocido por su dinamismo comercial y su rol como espacio de encuentro. A pesar de su centralidad, el parque presentaba serias deficiencias: predominaban las superficies duras, la fragmentación espacial, la baja calidad ambiental y la escasa integración con el entorno natural.
En respuesta, la renovación del parque se enmarca en las políticas de espacio público y sostenibilidad del POT de Medellín, que reconocen a Lleras como una unidad ambiental estructurante. Lejos de partir de una transformación radical, el proyecto reconoce el valor de lo existente —en especial su exuberante arborización— para construir una visión más ecológica, accesible y habitable del espacio urbano.
La intervención busca mejorar la experiencia del usuario desde una aproximación de habitabilidad: mayor sombra, más continuidad peatonal, más calidad paisajística y una integración activa con los corredores verdes y la red urbana del sector. Es una apuesta por el confort ambiental, la movilidad amable y la regeneración ecológica del espacio construido.
Ubicado en la comuna 14 de Medellín, Parque Lleras es un punto neurálgico del sistema urbano de El Poblado, reconocido por su dinamismo comercial y su rol como espacio de encuentro. A pesar de su centralidad, el parque presentaba serias deficiencias: predominaban las superficies duras, la fragmentación espacial, la baja calidad ambiental y la escasa integración con el entorno natural.
En respuesta, la renovación del parque se enmarca en las políticas de espacio público y sostenibilidad del POT de Medellín, que reconocen a Lleras como una unidad ambiental estructurante. Lejos de partir de una transformación radical, el proyecto reconoce el valor de lo existente —en especial su exuberante arborización— para construir una visión más ecológica, accesible y habitable del espacio urbano.
La intervención busca mejorar la experiencia del usuario desde una aproximación de habitabilidad: mayor sombra, más continuidad peatonal, más calidad paisajística y una integración activa con los corredores verdes y la red urbana del sector. Es una apuesta por el confort ambiental, la movilidad amable y la regeneración ecológica del espacio construido.
El concepto parte de tres ejes fundamentales: movilidad peatonal continua, confort climático generado por el paisaje, y valorización del sistema ecológico urbano preexistente. El nuevo Parque Lleras no impone una imagen nueva, sino que parte del entendimiento de que el lugar ya contenía un potencial paisajístico maduro: una arborización frondosa que ofrecía sombra, identidad y calidad ambiental.
Por eso el diseño se centra en intervenir la supercicie que los sustenta: se amplían áreas verdes, se eliminan obstáculos, se suavizan niveles y se reconfiguran trazados peatonales para integrarse armónicamente bajo el dosel vegetal. El parque se plantea como una superficie continua y permeable, que permite habitar el espacio sin interrupciones, favoreciendo usos espontáneos y confortables.
La vegetación, tratada como protagonista del lugar, regula el microclima y define estancias. El parque ya era un ecosistema urbano: el proyecto simplemente lo visibiliza, lo cuida y lo pone al servicio de una ciudad que necesita más naturaleza y habitabilidad.
El concepto parte de tres ejes fundamentales: movilidad peatonal continua, confort climático generado por el paisaje, y valorización del sistema ecológico urbano preexistente. El nuevo Parque Lleras no impone una imagen nueva, sino que parte del entendimiento de que el lugar ya contenía un potencial paisajístico maduro: una arborización frondosa que ofrecía sombra, identidad y calidad ambiental.
Por eso el diseño se centra en intervenir la supercicie que los sustenta: se amplían áreas verdes, se eliminan obstáculos, se suavizan niveles y se reconfiguran trazados peatonales para integrarse armónicamente bajo el dosel vegetal. El parque se plantea como una superficie continua y permeable, que permite habitar el espacio sin interrupciones, favoreciendo usos espontáneos y confortables.
La vegetación, tratada como protagonista del lugar, regula el microclima y define estancias. El parque ya era un ecosistema urbano: el proyecto simplemente lo visibiliza, lo cuida y lo pone al servicio de una ciudad que necesita más naturaleza y habitabilidad.
La estrategia se organiza en tres escalas: micro (estancias, sombra, circulación), meso (configuración del parque) y macro (relación con el sistema urbano del Poblado). Desde lo funcional, se reorganizan accesos, se eliminan barreras y se amplía la conectividad peatonal, creando un parque sin interrupciones. Desde lo ambiental, se respetan el 100% de los árboles preexistentes y se mejora su entorno inmediato: se incrementa el área de suelo blando, se recuperan jardines, y se incorporan materiales que permiten la infiltración del agua.
A nivel paisajístico, se introducen algunas especies nativas y ornamentales menores para reforzar la biodiversidad y mejorar la percepción ambiental del lugar. El mobiliario urbano consta de muros banca de baja altura que se adaptan al trazado del parque sin caer en la disposición de elementos sueltos o ajenos al diseño, se dispone con lógica de uso y visibilidad, sin competir con la vegetación.
El parque ahora actúa como infraestructura ecológica viva, articulando corredores verdes, estancias climáticas y flujos urbanos. La continuidad peatonal no solo conecta lugares, sino que invita a permanecer. Cada decisión de diseño parte de una lectura sensible del sitio y de una voluntad de amplificar lo que ya funcionaba desde lo natural.
La estrategia se organiza en tres escalas: micro (estancias, sombra, circulación), meso (configuración del parque) y macro (relación con el sistema urbano del Poblado). Desde lo funcional, se reorganizan accesos, se eliminan barreras y se amplía la conectividad peatonal, creando un parque sin interrupciones. Desde lo ambiental, se respetan el 100% de los árboles preexistentes y se mejora su entorno inmediato: se incrementa el área de suelo blando, se recuperan jardines, y se incorporan materiales que permiten la infiltración del agua.
A nivel paisajístico, se introducen algunas especies nativas y ornamentales menores para reforzar la biodiversidad y mejorar la percepción ambiental del lugar. El mobiliario urbano consta de muros banca de baja altura que se adaptan al trazado del parque sin caer en la disposición de elementos sueltos o ajenos al diseño, se dispone con lógica de uso y visibilidad, sin competir con la vegetación.
El parque ahora actúa como infraestructura ecológica viva, articulando corredores verdes, estancias climáticas y flujos urbanos. La continuidad peatonal no solo conecta lugares, sino que invita a permanecer. Cada decisión de diseño parte de una lectura sensible del sitio y de una voluntad de amplificar lo que ya funcionaba desde lo natural.
La renovación del Parque Lleras no es una intervención monumental: es una operación precisa que parte de una premisa sencilla pero poderosa: mejorar lo existente sin borrar su carácter. El impacto más notorio no está en una imagen nueva, sino en una experiencia urbana profundamente mejorada. Confort, continuidad, más posibilidades de habitar.
El parque dejó de ser un soporte fragmentado y degradado para convertirse en un nodo verde, accesible y contemporáneo, capaz de acoger múltiples dinámicas ciudadanas. El aumento en la cobertura vegetal, la reconfiguración del espacio peatonal y la mejora de las condiciones de confort lo han transformado en un lugar más diverso.
Además, su articulación con la red de espacio público del Poblado lo proyecta como parte activa de la infraestructura ecológica de Medellín. El nuevo Parque Lleras no es un gesto aislado: es un modelo replicable de cómo los parques urbanos tropicales pueden ser resilientes, climáticos y accesibles.
La renovación del Parque Lleras no es una intervención monumental: es una operación precisa que parte de una premisa sencilla pero poderosa: mejorar lo existente sin borrar su carácter. El impacto más notorio no está en una imagen nueva, sino en una experiencia urbana profundamente mejorada. Confort, continuidad, más posibilidades de habitar.
El parque dejó de ser un soporte fragmentado y degradado para convertirse en un nodo verde, accesible y contemporáneo, capaz de acoger múltiples dinámicas ciudadanas. El aumento en la cobertura vegetal, la reconfiguración del espacio peatonal y la mejora de las condiciones de confort lo han transformado en un lugar más diverso.
Además, su articulación con la red de espacio público del Poblado lo proyecta como parte activa de la infraestructura ecológica de Medellín. El nuevo Parque Lleras no es un gesto aislado: es un modelo replicable de cómo los parques urbanos tropicales pueden ser resilientes, climáticos y accesibles.
“El mayor gesto de diseño fue conservar lo que ya existía: los árboles marcaron el trazado.”
“El mayor gesto de diseño fue conservar lo que ya existía: los árboles marcaron el trazado.”









