
De espacio funerario a parque cívico: un lugar para el encuentro
De espacio funerario a parque cívico: un lugar para el encuentro
Ubicado en el corazón patrimonial de Bogotá, el Parque La Reconciliación transforma un lugar de fuerte carga simbólica e histórica en un espacio público vivo, accesible y digno. Entre columbarios, memorias y vegetación, el proyecto propone un parque cultural-cívico donde la arquitectura patrimonial, el paisaje y la memoria se entrelazan para convocar el encuentro, la reflexión y la paz.
Ubicado en el corazón patrimonial de Bogotá, el Parque La Reconciliación transforma un lugar de fuerte carga simbólica e histórica en un espacio público vivo, accesible y digno. Entre columbarios, memorias y vegetación, el proyecto propone un parque cultural-cívico donde la arquitectura patrimonial, el paisaje y la memoria se entrelazan para convocar el encuentro, la reflexión y la paz.
Parque La Reconciliación
Parque La Reconciliación
Ubicación
Ubicación
Bogotá D.C.
Bogotá D.C.
Año
Año
2023-2024
2023-2024
Área
Área
39 589 m²
39 589 m²
Cliente
Cliente
IDPC — Instituto Distrital de Patrimonio Cultural
IDPC — Instituto Distrital de Patrimonio Cultural
“Entre la memoria y la vida cívica: un espacio funerario resignificado como parque urbano activo.”
“Entre la memoria y la vida cívica: un espacio funerario resignificado como parque urbano activo.”
Ubicado junto al Cementerio Central, en pleno centro de Bogotá, el Parque La Reconciliación se sitúa en un territorio de alto valor patrimonial, simbólico y urbano. Su historia está profundamente ligada a la memoria colectiva y a los procesos culturales y sociales de la ciudad. Durante años, el lugar fue percibido como un espacio fragmentado, inseguro y desarticulado: una zona de paso, cerrada al uso ciudadano, con columbarios deteriorados y una baja apropiación social.
El proyecto nace como parte de una estrategia del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) para resignificar estos espacios sagrados-funerarios y convertirlos en plataformas culturales abiertas. La intervención forma parte de una visión más amplia que reconoce el espacio público patrimonial como infraestructura social viva, activa y transformadora. Se enmarca en los lineamientos del Plan de Ordenamiento Territorial (Decreto 555 de 2021) y articula esfuerzos con el IDRD, ICANH, DADEP y el Ministerio de las Culturas.
El parque se consolida como una pieza clave en la red de espacio público del centro, respondiendo a demandas de inclusión, sostenibilidad, seguridad y recuperación ambiental. La propuesta reconoce las memorias del lugar, pero las proyecta hacia el futuro, integrando pasado, presente y ciudadanía en un mismo paisaje urbano.
Ubicado junto al Cementerio Central, en pleno centro de Bogotá, el Parque La Reconciliación se sitúa en un territorio de alto valor patrimonial, simbólico y urbano. Su historia está profundamente ligada a la memoria colectiva y a los procesos culturales y sociales de la ciudad. Durante años, el lugar fue percibido como un espacio fragmentado, inseguro y desarticulado: una zona de paso, cerrada al uso ciudadano, con columbarios deteriorados y una baja apropiación social.
El proyecto nace como parte de una estrategia del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) para resignificar estos espacios sagrados-funerarios y convertirlos en plataformas culturales abiertas. La intervención forma parte de una visión más amplia que reconoce el espacio público patrimonial como infraestructura social viva, activa y transformadora. Se enmarca en los lineamientos del Plan de Ordenamiento Territorial (Decreto 555 de 2021) y articula esfuerzos con el IDRD, ICANH, DADEP y el Ministerio de las Culturas.
El parque se consolida como una pieza clave en la red de espacio público del centro, respondiendo a demandas de inclusión, sostenibilidad, seguridad y recuperación ambiental. La propuesta reconoce las memorias del lugar, pero las proyecta hacia el futuro, integrando pasado, presente y ciudadanía en un mismo paisaje urbano.
El proyecto parte de una premisa clave: transformar un espacio funerario con carga patrimonial en un parque cultural y cívico, sin perder la esencia simbólica que lo define. En ese sentido, el diseño se apoya en tres conceptos rectores: continuidad, paisajismo e iluminación. La continuidad se traduce en la articulación de recorridos, en la fluidez visual y en la disposición de superficies que permiten una lectura integral del paisaje y su memoria. El paisajismo funciona como medio para visibilizar lo patrimonial sin desplazarlo, utilizando vegetación nativa, texturas sobrias y formas contenidas. Y la iluminación, entendida no solo como herramienta funcional, sino como un lenguaje atmosférico que acompaña las transiciones del día y resalta la monumentalidad silenciosa del lugar. La intervención no propone un parque genérico, sino una nueva tipología: un espacio híbrido donde el respeto por la memoria convive con la apropiación ciudadana. Las cuatro acciones que estructuran el proyecto —integrar, convocar, recorrer y visibilizar— responden a esta visión. El parque no solo se recorre: se contempla, se recuerda, se habita desde la emoción y el cuidado.
El proyecto parte de una premisa clave: transformar un espacio funerario con carga patrimonial en un parque cultural y cívico, sin perder la esencia simbólica que lo define. En ese sentido, el diseño se apoya en tres conceptos rectores: continuidad, paisajismo e iluminación. La continuidad se traduce en la articulación de recorridos, en la fluidez visual y en la disposición de superficies que permiten una lectura integral del paisaje y su memoria. El paisajismo funciona como medio para visibilizar lo patrimonial sin desplazarlo, utilizando vegetación nativa, texturas sobrias y formas contenidas. Y la iluminación, entendida no solo como herramienta funcional, sino como un lenguaje atmosférico que acompaña las transiciones del día y resalta la monumentalidad silenciosa del lugar. La intervención no propone un parque genérico, sino una nueva tipología: un espacio híbrido donde el respeto por la memoria convive con la apropiación ciudadana. Las cuatro acciones que estructuran el proyecto —integrar, convocar, recorrer y visibilizar— responden a esta visión. El parque no solo se recorre: se contempla, se recuerda, se habita desde la emoción y el cuidado.
Con una superficie de 39.589 m², el proyecto se desarrolló a partir de una estrategia sensible que articula elementos patrimoniales, paisajísticos, culturales y simbólicos. La intervención minimiza la alteración del terreno por su potencial arqueológico, y se apoya en el reconocimiento del paisaje existente como elemento estructurador. Se identificaron espacios clave: Entre Columbarios, Bosque de Trayectorias, Plaza de Encuentros Ciudadanos, Jardines de la Memoria, Capilla de las Almas, Plazoletas de Acceso y el Centro de la Memoria. Cada uno responde a una vocación específica —introspección, encuentro, descanso, ritual— y está vinculado por una lógica de recorridos pausados y abiertos.
Más del 50% del parque se conserva como superficies permeables y naturales, lo que refuerza la presencia del paisaje urbano y mejora la calidad ambiental del centro.
Todos los elementos de mobiliario urbano —bancas, basureras, señalética, en otros— fueron diseñados con geometrías claras y materiales durables, neutros y coherentes con el lenguaje arquitectónico y natural del lugar. La madera, el acero crudo y la piedra configuran un mobiliario sobrio y elegante que acompaña sin competir, permitiendo una inserción respetuosa y coherente con el contexto. Las superficies continuas y los muros-banca actúan como elementos de contención, transición y estancia. Por otro lado, la iluminación se pensó para transformar la percepción nocturna del parque, generando una atmósfera cálida y segura. Así, el conjunto de estrategias actúa como un sistema que no impone formas nuevas, sino que reinterpreta lo existente con un lenguaje técnico, sobrio y altamente sensible.
Con una superficie de 39.589 m², el proyecto se desarrolló a partir de una estrategia sensible que articula elementos patrimoniales, paisajísticos, culturales y simbólicos. La intervención minimiza la alteración del terreno por su potencial arqueológico, y se apoya en el reconocimiento del paisaje existente como elemento estructurador. Se identificaron espacios clave: Entre Columbarios, Bosque de Trayectorias, Plaza de Encuentros Ciudadanos, Jardines de la Memoria, Capilla de las Almas, Plazoletas de Acceso y el Centro de la Memoria. Cada uno responde a una vocación específica —introspección, encuentro, descanso, ritual— y está vinculado por una lógica de recorridos pausados y abiertos.
Más del 50% del parque se conserva como superficies permeables y naturales, lo que refuerza la presencia del paisaje urbano y mejora la calidad ambiental del centro.
Todos los elementos de mobiliario urbano —bancas, basureras, señalética, en otros— fueron diseñados con geometrías claras y materiales durables, neutros y coherentes con el lenguaje arquitectónico y natural del lugar. La madera, el acero crudo y la piedra configuran un mobiliario sobrio y elegante que acompaña sin competir, permitiendo una inserción respetuosa y coherente con el contexto. Las superficies continuas y los muros-banca actúan como elementos de contención, transición y estancia. Por otro lado, la iluminación se pensó para transformar la percepción nocturna del parque, generando una atmósfera cálida y segura. Así, el conjunto de estrategias actúa como un sistema que no impone formas nuevas, sino que reinterpreta lo existente con un lenguaje técnico, sobrio y altamente sensible.
Parque La Reconciliación representa una apuesta por transformar el rol del patrimonio funerario dentro de la ciudad contemporánea. Al convertir un lugar históricamente asociado al duelo en un espacio abierto, accesible y significativo, se amplía la noción de memoria hacia una dimensión cívica y colectiva. La intervención permite que el Cementerio Central se reintegre a la vida urbana de Bogotá como un parque público singular: no uno de juegos, deportivo o comercio, sino un espacio para la pausa, la contemplación y el encuentro con la historia. La estrategia de paisaje, junto con los recorridos peatonales, la recuperación de los columbarios y la creación de nuevas estancias, promueve la apropiación comunitaria y fortalece la identidad barrial. A nivel urbano, el parque funciona como conector entre tejidos residenciales, educativos e institucionales, y contribuye a la continuidad ecológica del centro expandido. Pero más allá de lo físico, su mayor valor está en lo simbólico: en demostrar que el pasado puede resignificarse sin borrarse, que el duelo puede coexistir con la vida, y que la arquitectura del paisaje puede ser una herramienta poderosa para la reconciliación, la ciudadanía y la esperanza.
Parque La Reconciliación representa una apuesta por transformar el rol del patrimonio funerario dentro de la ciudad contemporánea. Al convertir un lugar históricamente asociado al duelo en un espacio abierto, accesible y significativo, se amplía la noción de memoria hacia una dimensión cívica y colectiva. La intervención permite que el Cementerio Central se reintegre a la vida urbana de Bogotá como un parque público singular: no uno de juegos, deportivo o comercio, sino un espacio para la pausa, la contemplación y el encuentro con la historia. La estrategia de paisaje, junto con los recorridos peatonales, la recuperación de los columbarios y la creación de nuevas estancias, promueve la apropiación comunitaria y fortalece la identidad barrial. A nivel urbano, el parque funciona como conector entre tejidos residenciales, educativos e institucionales, y contribuye a la continuidad ecológica del centro expandido. Pero más allá de lo físico, su mayor valor está en lo simbólico: en demostrar que el pasado puede resignificarse sin borrarse, que el duelo puede coexistir con la vida, y que la arquitectura del paisaje puede ser una herramienta poderosa para la reconciliación, la ciudadanía y la esperanza.
“Cuando el paisaje y la memoria dialogan, los espacios de despedida se transforman en escenarios colectivos de reconciliación y ciudadanía.”
“Cuando el paisaje y la memoria dialogan, los espacios de despedida se transforman en escenarios colectivos de reconciliación y ciudadanía.”











