Un umbral pedagógico entre parque y comunidad

Un umbral pedagógico entre parque y comunidad

Ganador del concurso privado convocado por Comfama, el proyecto del Jardín Infantil Los Grillos se emplaza dentro de una reserva natural en La Estrella, Antioquia, como complemento lúdico y educativo del parque recreativo. El jardín se concibe como una arquitectura abierta, flexible y sensible al entorno, que promueve el aprendizaje, la socialización y el encuentro familiar a través del juego y la interacción con la naturaleza.

Ganador del concurso privado convocado por Comfama, el proyecto del Jardín Infantil Los Grillos se emplaza dentro de una reserva natural en La Estrella, Antioquia, como complemento lúdico y educativo del parque recreativo. El jardín se concibe como una arquitectura abierta, flexible y sensible al entorno, que promueve el aprendizaje, la socialización y el encuentro familiar a través del juego y la interacción con la naturaleza.

Concurso | Jardín Infantil Los Grillos

Concurso | Jardín Infantil Los Grillos

Ubicación

Ubicación

La Estrella, Antioquia

La Estrella, Antioquia

Año

Año

2016

2016

Área

Área

2567 m²

2567 m²

Cliente

Cliente

Comfama | Caja de Compensación Familiar de Antioquia

Comfama | Caja de Compensación Familiar de Antioquia

El paisaje como aula: naturaleza, arquitectura y comunidad.

El paisaje como aula: naturaleza, arquitectura y comunidad.

El proyecto del Jardín Infantil Los Grillos es el resultado de un concurso privado promovido por COMFAMA, en el que AEU Arquitectos fue seleccionado como ganador. El jardín se emplaza dentro de una reserva natural en el municipio de La Estrella, Antioquia, en un entorno de alta calidad ambiental, visual y social. Este contexto excepcional plantea un reto y una oportunidad: no se trata únicamente de diseñar un equipamiento educativo, sino de construir un umbral que articule lo natural, lo urbano y lo comunitario.

El jardín infantil trasciende su función original para convertirse en una pieza estratégica de integración territorial. Su localización lo convierte en puente entre el parque recreativo y el barrio, fortaleciendo las relaciones entre infancia, familia y comunidad. El proyecto responde a una visión institucional orientada al bienestar colectivo, entendiendo la educación como un proceso sensible, situado y profundamente vinculado al entorno. Desde esta perspectiva, la arquitectura se plantea como soporte para el juego, la socialización y la apropiación ciudadana.

El proyecto del Jardín Infantil Los Grillos es el resultado de un concurso privado promovido por COMFAMA, en el que AEU Arquitectos fue seleccionado como ganador. El jardín se emplaza dentro de una reserva natural en el municipio de La Estrella, Antioquia, en un entorno de alta calidad ambiental, visual y social. Este contexto excepcional plantea un reto y una oportunidad: no se trata únicamente de diseñar un equipamiento educativo, sino de construir un umbral que articule lo natural, lo urbano y lo comunitario.

El jardín infantil trasciende su función original para convertirse en una pieza estratégica de integración territorial. Su localización lo convierte en puente entre el parque recreativo y el barrio, fortaleciendo las relaciones entre infancia, familia y comunidad. El proyecto responde a una visión institucional orientada al bienestar colectivo, entendiendo la educación como un proceso sensible, situado y profundamente vinculado al entorno. Desde esta perspectiva, la arquitectura se plantea como soporte para el juego, la socialización y la apropiación ciudadana.

La propuesta se basa en una noción ampliada del concepto de “jardín”: un espacio fértil, abierto, exploratorio y transformador. La arquitectura se desarrolla como una serie de volúmenes bajos y orgánicos —las aulas o “islas”— dispuestos alrededor de un gran patio circular que actúa como núcleo articulador del conjunto. Cada aula está concebida como un entorno estimulante, con transiciones fluidas entre interior y exterior, entre luz y sombra, entre movimiento y reposo. Las circulaciones son también espacios pedagógicos: corredores anchos, zonas de pausa, nichos de juego e interacción. La arquitectura interpreta el aprendizaje infantil como experiencia espacial, emocional y sensorial.

La propuesta se basa en una noción ampliada del concepto de “jardín”: un espacio fértil, abierto, exploratorio y transformador. La arquitectura se desarrolla como una serie de volúmenes bajos y orgánicos —las aulas o “islas”— dispuestos alrededor de un gran patio circular que actúa como núcleo articulador del conjunto. Cada aula está concebida como un entorno estimulante, con transiciones fluidas entre interior y exterior, entre luz y sombra, entre movimiento y reposo. Las circulaciones son también espacios pedagógicos: corredores anchos, zonas de pausa, nichos de juego e interacción. La arquitectura interpreta el aprendizaje infantil como experiencia espacial, emocional y sensorial.

La propuesta articula sus decisiones a través de cuatro elementos clave:


  1. El patio central, como corazón del jardín y lugar de integración lúdica y pedagógica, garantiza accesibilidad, visibilidad y vínculos transversales entre todos los espacios del proyecto.

  2. Las aulas o volúmenes-isla, organizadas en torno al patio, permiten que cada grupo tenga su propio ambiente de trabajo, pero conectado visual y espacialmente con el conjunto.

  3. Las circulaciones abiertas, concebidas no solo como rutas sino como lugares de encuentro, de contemplación y de descubrimiento, invitan a interactuar con la arquitectura y el entorno.

  4. La plaza pública de acceso, que articula el jardín con el parque y el barrio, actúa como umbral urbano y espacio de integración comunitaria.

La elección de materiales —madera, concreto, cubiertas livianas— responde tanto a criterios técnicos y climáticos como a la necesidad de generar espacios cálidos, seguros y cercanos para la infancia. La arquitectura promueve la sostenibilidad pasiva, la ventilación cruzada, el aprovechamiento de la luz natural y la conexión visual constante con el paisaje circundante.

La propuesta articula sus decisiones a través de cuatro elementos clave:


  1. El patio central, como corazón del jardín y lugar de integración lúdica y pedagógica, garantiza accesibilidad, visibilidad y vínculos transversales entre todos los espacios del proyecto.

  2. Las aulas o volúmenes-isla, organizadas en torno al patio, permiten que cada grupo tenga su propio ambiente de trabajo, pero conectado visual y espacialmente con el conjunto.

  3. Las circulaciones abiertas, concebidas no solo como rutas sino como lugares de encuentro, de contemplación y de descubrimiento, invitan a interactuar con la arquitectura y el entorno.

  4. La plaza pública de acceso, que articula el jardín con el parque y el barrio, actúa como umbral urbano y espacio de integración comunitaria.

La elección de materiales —madera, concreto, cubiertas livianas— responde tanto a criterios técnicos y climáticos como a la necesidad de generar espacios cálidos, seguros y cercanos para la infancia. La arquitectura promueve la sostenibilidad pasiva, la ventilación cruzada, el aprovechamiento de la luz natural y la conexión visual constante con el paisaje circundante.

El Jardín Infantil Los Grillos redefine el papel de la infraestructura educativa en contextos naturales y comunitarios. Su impacto va más allá del aula: genera espacios donde los niños aprenden con el cuerpo, con la luz, con el entorno y con los otros. La propuesta transforma la arquitectura en un recurso pedagógico en sí mismo, que acompaña los procesos de crecimiento, socialización y apropiación del territorio. Al articularse con el parque, la plaza y el barrio, el jardín se convierte en una pieza urbana activa: abierta a las familias, integradora con la comunidad, comprometida con el bienestar colectivo. Es, a la vez, arquitectura educativa, infraestructura pública y paisaje habitable.

El Jardín Infantil Los Grillos redefine el papel de la infraestructura educativa en contextos naturales y comunitarios. Su impacto va más allá del aula: genera espacios donde los niños aprenden con el cuerpo, con la luz, con el entorno y con los otros. La propuesta transforma la arquitectura en un recurso pedagógico en sí mismo, que acompaña los procesos de crecimiento, socialización y apropiación del territorio. Al articularse con el parque, la plaza y el barrio, el jardín se convierte en una pieza urbana activa: abierta a las familias, integradora con la comunidad, comprometida con el bienestar colectivo. Es, a la vez, arquitectura educativa, infraestructura pública y paisaje habitable.

Un jardín donde el aprendizaje se mueve entre patios, corredores y sombras que invitan a explorar.

Un jardín donde el aprendizaje se mueve entre patios, corredores y sombras que invitan a explorar.